¿Y si, en lugar de destruir las células cancerosas, pudiéramos convertirlas en células sanas? Esta idea que hasta hace poco parecía ciencia ficción, hoy marca un parteaguas en la investigación médica gracias al trabajo de un equipo científico en Suecia. Su propuesta: transformar células tumorales en neuronas funcionales para combatir el neuroblastoma, uno de los cánceres infantiles más agresivos y difíciles de tratar.
En una serie de experimentos con ratones, investigadores del Instituto Karolinska y la Universidad de Lund lograron lo impensable: hacer que ciertas células del neuroblastoma —un tumor que se desarrolla en el sistema nervioso simpático de los niños— se reprogramaran para convertirse en neuronas sanas. Más allá de atacar el cáncer como enemigo a eliminar, esta estrategia propone reeducarlo, transformarlo y devolverlo al cuerpo en una versión que ya no representa una amenaza.
“El objetivo ya no es solo eliminar células tumorales, sino inducir su maduración hacia un estado no maligno y funcional”, explicó Marie Arsenian Henriksson, líder de la investigación. Publicado en la revista PNAS, el estudio abre una vía terapéutica radicalmente distinta que busca reducir los efectos secundarios a largo plazo de los tratamientos tradicionales, como la quimioterapia o la radioterapia, que muchas veces dejan secuelas neurológicas permanentes en los niños sobrevivientes.
El rol clave de las enzimas antioxidantes
El hallazgo se centró en dos enzimas PRDX6 y GSTP1, fundamentales para que las células tumorales resistan el estrés celular. Estas enzimas funcionan como escudos antioxidantes y están presentes en niveles elevados en diversos tipos de cáncer. El equipo sueco descubrió que al bloquear ambas enzimas de manera simultánea, no solo se lograba la muerte de algunas células tumorales, sino que otras sorprendían al diferenciarse en neuronas maduras y funcionales.
“Cuando inhibimos estas enzimas en cultivos celulares y en ratones, algunas células del tumor mueren, mientras que otras se transforman en neuronas activas”, detallaron los autores del estudio. Esto no solo detuvo el crecimiento tumoral, sino que también ofreció una posibilidad de regeneración dentro del sistema nervioso.
Implicaciones para el tratamiento del cáncer infantil
El neuroblastoma afecta principalmente a niños menores de cinco años y es notoriamente difícil de tratar. En muchos casos, incluso cuando los pacientes sobreviven, arrastran secuelas cognitivas debido a la intensidad de los tratamientos actuales. La posibilidad de una terapia que no solo sea efectiva, sino también menos invasiva y con menor impacto neurológico, representa una verdadera esperanza para miles de familias.
Aunque el estudio se encuentra en fase preclínica, uno de los inhibidores utilizados ya ha sido clasificado como “fármaco huérfano” por la FDA para tratar otra enfermedad en adultos, lo que podría acelerar su entrada en ensayos clínicos pediátricos. Sin embargo, los investigadores reconocen que aún es necesario evaluar con detalle su seguridad, dosis óptima y efectos secundarios, especialmente en tejidos no tumorales.
Si se confirma su efectividad en humanos, esta estrategia podría integrarse a tratamientos combinados y convertirse en una alternativa viable para casos de neuroblastoma resistente o recurrente.
En un contexto en el que la medicina busca ser más precisa, menos invasiva y más humana, esta investigación representa un cambio de paradigma, propone dejar de ver al cáncer como un ente que debe aniquilarse por completo, para empezar a explorarlo como un fenómeno biológico que, si se entiende lo suficiente, puede redirigirse hacia la salud.