Cada año, el cáncer infantil afecta a aproximadamente 400,000 niños y adolescentes en todo el mundo, pero solo la mitad de estos casos se diagnostican. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 80 % de los niños con cáncer en países de altos ingresos logran curarse, mientras que en los países de ingresos medianos y bajos, este porcentaje se reduce a menos del 30 %. Esta diferencia pone de relieve la urgencia de mejorar la atención oncológica infantil en las regiones con recursos limitados.
Desde el Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSK), se ha subrayado que los altos estándares de atención médica en países desarrollados no están al alcance de muchos niños en naciones de ingresos medianos y bajos. La falta de diagnósticos precisos, la escasez de tratamientos complejos y el insuficiente apoyo psicológico son factores que perpetúan esta desigualdad.
El diagnóstico temprano y certero es fundamental, pero la carencia de tecnología avanzada y pruebas diagnósticas dificulta esta posibilidad en muchas regiones. Esta situación no solo afecta el acceso a medicamentos de alto costo, sino también a tratamientos genéricos, cuya disponibilidad es limitada.
Otro desafío importante es el acceso a centros médicos especializados que puedan proporcionar atención integral en oncología, cirugía y radioterapia. Estos centros, que atienden a numerosos pacientes con condiciones oncológicas específicas, son esenciales para lograr resultados positivos. Sin embargo, en muchos países, la falta de estas instalaciones repercute en los resultados de los pacientes, afectando tanto su calidad de vida como la de sus familias. A esto se suma la “toxicidad financiera”, un término que hace referencia a los problemas económicos derivados de los altos costos de la atención médica.
La Fundación Stavros Niarchos (SNF) ha enfatizado que, aunque los proveedores de salud en países de ingresos bajos y medianos hacen grandes esfuerzos por apoyar a sus pacientes, a menudo carecen de los recursos para ofrecer tratamientos avanzados basados en la investigación científica. El acceso a equipos modernos, como dispositivos de diagnóstico o tecnología de imagen, sigue siendo limitado debido a los elevados costos, lo que representa un desafío considerable en estas regiones.
Para abordar estas inequidades, es necesario un enfoque interdisciplinario que promueva la colaboración entre los sectores público y privado, junto con la participación activa de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. La implementación de cambios en las políticas de salud, junto con un financiamiento adecuado, es esencial para mejorar el acceso a la atención oncológica infantil en estas áreas.
La colaboración internacional desempeña un papel fundamental para superar estas barreras. Al trabajar a través de fronteras e instituciones, se puede generar un impacto positivo que permita que el conocimiento y la experiencia lleguen a más comunidades. Desde que comenzaron las discusiones con el MSK Cancer Center, se han establecido alianzas con socios como el Hospital Infantil Sant Joan de Déu en Barcelona y el Centro de Cáncer King Hussein en Jordania, lo que ha abierto nuevas oportunidades para el tratamiento del cáncer infantil.
El Global Pediatric Cancer Program del MSK tiene como meta mejorar los resultados en el tratamiento de niños con cáncer mediante colaboraciones internacionales. A través de intercambios y asociaciones entre hospitales, se busca optimizar el tratamiento mediante la capacitación especializada, la expansión del conocimiento clínico y la investigación colaborativa. Los expertos del MSK también se enfocan en facilitar el acceso a diagnósticos avanzados y tratamientos de última generación.
Un ejemplo concreto de este tipo de colaboración es el desarrollo del Hospital Universitario Infantil SNF en Tesalónica, Grecia, cuya inauguración está prevista para 2026. Este proyecto tiene como objetivo mejorar el acceso a la atención oncológica pediátrica en el sureste de Europa y establecer nuevos estándares en educación médica y atención clínica.
Con el avance de la tecnología digital, se prevé un futuro prometedor para la atención del cáncer infantil. La esperanza es que centros de alta capacidad como el MSK puedan democratizar el acceso a la atención médica a nivel global. El intercambio de conocimientos mediante programas de capacitación y educación en las comunidades locales será clave para alcanzar este objetivo.