La importancia de una nutrición adecuada para los niños y adolescentes con cáncer no puede subestimarse. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 400,000 niños y adolescentes entre 0 y 18 años son diagnosticados con cáncer cada año. Los tipos más comunes son la leucemia, los tumores cerebrales y los linfomas.
En nuestro país, cerca de 5,000 niños reciben un nuevo diagnóstico anualmente, siendo la leucemia responsable del 52% de los casos, según datos de la Secretaría de Salud (SSA).
Los pacientes oncológicos, junto a sus familias, enfrentan múltiples desafíos para asegurar el tratamiento adecuado.
Factores socioeconómicos y socioculturales, como el nivel de ingresos y el acceso a servicios de salud, juegan un papel crucial, al igual que una alimentación adecuada, que resulta ser determinante para el pronóstico y la recuperación.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha señalado que la malnutrición, en cualquiera de sus formas, incrementa el riesgo de complicaciones durante el tratamiento, impactando negativamente en la supervivencia y salud de los jóvenes pacientes con cáncer. Para prevenir el deterioro del estado nutricional, se deben seguir ciertos pasos.
La alimentación adecuada puede mejorar el pronóstico y la salud
En primer lugar, es esencial realizar una evaluación nutricional por parte de profesionales capacitados en pediatría, quienes emitirán un diagnóstico preciso y actualizado. Posteriormente, es fundamental ofrecer alimentos seguros y de alta calidad nutricional, ricos en vitaminas, minerales y macronutrientes.
Esta atención se vuelve más urgente dado que el tratamiento oncológico puede debilitar el sistema inmunológico, incrementando el riesgo de infecciones.
Consejos para mejorar la nutrición de niños con cáncer:
- Evitar el consumo de alimentos de puestos callejeros o no establecidos.
- Lavarse las manos con agua y jabón antes y después de preparar y consumir alimentos.
- No ofrecer agua directa del grifo ni de garrafones de auto rellenables.
- Priorizar alimentos preparados en casa, evitando productos precocinados o empaquetados.
- Mantener limpio el área de preparación y consumo de alimentos.
- Lavar todos los utensilios de cocina con agua y jabón.
- Separar las carnes y productos de origen animal de frutas y verduras para evitar contaminación cruzada.
- Servir alimentos recién cocinados y evitar las comidas recalentadas.
- No ofrecer carnes crudas, semi cocidas o que no estén desinfectadas.
- Evitar la administración de suplementos, vitaminas o medicamentos no recomendados por el equipo de salud.
La nutrición adecuada es un componente vital en el tratamiento del cáncer infantil, que puede contribuir no solo a la recuperación física, sino también al bienestar general de los niños y adolescentes. Tomar decisiones informadas sobre la alimentación puede marcar una diferencia significativa en sus vidas y en sus tratamientos.