La experiencia de tratar a pacientes a principios de la década de 2000 fue decisiva para Tania Small, vicepresidenta senior y directora de asuntos médicos de Bristol Myers Squibb (BMS), quien se propuso mejorar la comprensión del cáncer y perfeccionar los protocolos de tratamiento.
Reconocer el cáncer como una colección multifacética de enfermedades ha sido primordial para desarrollar enfoques terapéuticos más efectivos. Esta ciencia centrada en el paciente ha llevado a avances significativos en BMS, especialmente en la lucha contra la recurrencia de la enfermedad.
Hace una década, BMS identificó las limitaciones de los tratamientos con un solo agente en el manejo de las complejidades biológicas de los tumores sólidos y en la prevención de la progresión o recurrencia. Este descubrimiento impulsó el desarrollo de un enfoque inmunoterapéutico doble, que actualmente es la base de su programa líder en la industria.
Este progreso incentiva a BMS a seguir explorando nuevas modalidades de tratamiento y mecanismos. Su compromiso incluye garantizar el acceso a medicamentos que salvan vidas, especialmente en países de bajos y medianos ingresos, esforzándose por lograr resultados equitativos en el cuidado de la salud.
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La naturaleza colaborativa del trabajo de BMS se ejemplifica en las contribuciones de los doctores Jim Allison y Tasuku Honjo, cuyo descubrimiento de la activación del sistema inmunológico contra las células cancerosas catalizó un cambio de paradigma en la oncología.
Un enfoque holístico en el tratamiento, que incluye a proveedores de atención médica, investigadores, defensores y reguladores, es fundamental para enfrentar los desafíos del cuidado del cáncer.
El programa de Recursos de Participación de Expertos Pacientes (PEER) de BMS asegura que las perspectivas de los pacientes estén integradas en cada etapa del desarrollo de medicamentos, alineando los tratamientos más estrechamente con las necesidades de los pacientes.
El éxito de estos esfuerzos se refleja en los mejores resultados para pacientes con melanoma avanzado. Anteriormente, solo el 25 % de los pacientes sobrevivía un año después del diagnóstico; hoy en día, más del 49 % vive 6.5 años después del diagnóstico. Esta mejora significativa subraya el impacto tangible del progreso científico en la vida de los pacientes.