El diagnóstico de cáncer en un niño trae consigo un cambio radical en la vida de toda la familia. Este impacto puede sentirse como un tsunami que sacude la rutina cotidiana: los padres deben hacer ajustes laborales, los hermanos pueden sentirse marginados y la ansiedad se convierte en una constante en el hogar.
Aunque la tasa de supervivencia del cáncer infantil ha aumentado y se sitúa en cerca del 80%, asimilar este diagnóstico sigue siendo un desafío monumental.
Fátima Sagrario Espinoza Salgado, especialista de la Facultad de Psicología de la UNAM y experta en pacientes pediátricos del Instituto Nacional de Pediatría, ofrece consejos para ayudar a las familias a sobrellevar esta difícil etapa.
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¿Cómo comunicar la noticia al menor?
La Dra. Espinoza aconseja ser directos y honestos, para evitar que el menor sienta desconfianza más adelante. Responder a sus preguntas de forma clara y positiva es esencial.
“Aunque la realidad es compleja, hablar con transparencia les permitirá ser conscientes de lo que enfrentarán”, explicó. Proporcionar información básica sobre su enfermedad, utilizando un lenguaje comprensible, puede aliviar el miedo del niño frente a lo desconocido.
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Alentarlos a expresar sus emociones
Validar los sentimientos del niño es igualmente crucial. En lugar de minimizar sus emociones con comentarios como “Debes ser fuerte”, es fundamental alentarlo a expresar sus sentimientos.
La Dra. Espinoza señala que los niños también sufren un proceso de duelo ante el diagnóstico, presentando emociones como enojo o tristeza. “Es esencial brindarles un espacio seguro para que se sientan libres de llorar o expresar lo que sienten”, añadió.
Cómo afecta el diagnóstico de cáncer a la familia y cómo cuidar la salud emocional de cada miembro
Además de atender las necesidades del niño enfermo, los padres deben cuidar su propia salud mental y física. La Dra. Espinoza enfatiza que, aún cuando la vida familiar se ve alterada, es esencial que los padres continúen con sus responsabilidades laborales y presten atención a los otros hijos que también pueden verse afectados por la situación.
“Expresar emociones de fatiga o tristeza no es una señal de debilidad; es parte del proceso necesario para mantener el bienestar familiar”, afirmó.
A menudo, los hermanos del niño diagnosticado con cáncer quedan en un segundo plano, lo cual puede generar sentimientos de abandono o confusión. La Dra. Espinoza sugiere que es vital incluirlos en el proceso.
“Los hermanos pueden proporcionar un apoyo emocional significativo y una conexión única que facilita la adaptación a la nueva dinámica familiar. Es esencial comunicarse con ellos sobre la situación y hacer que se sientan parte del proceso”, recomendó.
A pesar de los avances en medicina, en algunos casos el tratamiento no logra el resultado esperado. La Dra. Espinoza subraya que, en situaciones extremadamente delicadas, es fundamental considerar la voz del menor en las decisiones que se tomen. La empatía y el respeto por sus sentimientos son esenciales durante esos momentos difíciles, asegurando que se mantenga un entorno de apoyo y comunicación dentro de la familia.