En la última década el cáncer infantil se ha vuelto la principal causa de muertes en el mundo entre niños y adolescentes que van desde los 0 a 19 años de edad. Existen diversos tipos de cáncer y a continuación te contaré los más frecuentes en ellos.
En los pequeños, los cánceres de tipo hematológicos, es decir, que afectan a la sangre como las leucemias y los linfomas son los más frecuentes, seguidos de los provocados por tumores sólidos como el cáncer de cerebro, tumores del tallo cerebral y tumores de la médula espinal.
¿Cuál es la causa del cáncer?
Hasta el día de hoy es difícil descifrar por qué aparece la mutación en las células de los infantes. Es diferente en adultos, ya que sabemos que esto aparece en ellos por varios factores, por ejemplo el ambiente al que han estado expuestos a lo largo de su vida.
Tasa de supervivencia en niños
La tasa de supervivencia en los niños es de un 80%, dato que la SEHOP (Sociedad Española de Hemato-Oncología Pediátrica) ha brindado y que es un índice alto, sin embargo, no todos están dentro de este porcentaje y en esto influyen muchos factores, como:
- Que el diagnóstico sea tardío.
- Que el infante sea tratado adecuadamente en la unidad médica a la que acudió.
- Que el hospital cuente con los aparatos y suministros suficientes para poder tratar el cáncer.
- Que los padres o familia tengan los recursos necesarios para poder desplazarse hasta la unidad médica, comprar los medicamentos necesarios y cubrir los gastos que salgan derivados de esto.
Detección oportuna y síntomas
La detección temprana del cáncer es importante, por eso es necesario concienciar a las personas (especialmente a las que tienen factores de riesgo, como antecedentes familiares) a que acudan a la unidad de salud más cercana para sus chequeos de rutina. Debemos estar siempre alerta como padres o tutores a la aparición de algunos de los siguientes síntomas y si los detectamos no dejar que pase más tiempo, ya que eso podría cambiar mucho el diagnóstico.
Síntomas
- Estreñimiento frecuente
- Pérdida del apetito
- Fiebre de origen desconocido
- Presión arterial alta
- Sudores nocturnos
- Náuseas, vómitos (síntomas poco frecuentes)
- Dolor que se extiende desde la espalda hacia los brazos y/o piernas que debe tomarse en serio en un niño.
- Dificultad para orinar
- Dificultad para caminar
- Retraso en alcanzar hitos de crecimiento y desarrollo como sentarse, caminar y/o hablar
- Una convulsión no relacionada con fiebre alta.
- Mirada fija, movimientos automáticos repetitivos.
- Debilidad progresiva o torpeza
- Inclinación del cuello
- Estrabismo.
- Caminar, problemas de equilibrio.
- Apnea del sueño.
- Problemas de la vista.
- Dolor de cabeza, especialmente por la noche o temprano en la mañana.
- Cambios en la personalidad, irritabilidad, apatía.
En la actualidad, existen muchas fundaciones que ayudan a personas de bajos recursos a que puedan tener el tratamiento adecuado, eso sin ninguna remuneración económica. Acude a ellos si es necesario, entre más pronto lo hagas, mayores serán las probabilidades de que tu pequeño gane la batalla contra esta terrible enfermedad.