¿Puede el tipo de nacimiento influir en la salud futura de un niño? Una investigación reciente del Instituto Karolinska en Suecia sugiere que sí, y el hallazgo está dando de qué hablar. Los nacimientos por cesárea programada podrían estar relacionados con un mayor riesgo de leucemia linfoblástica aguda (LLA), la forma más común de cáncer infantil.
El estudio, publicado en The International Journal of Cancer, analizó datos de casi 2.5 millones de nacimientos ocurridos entre 1982 y 2015 en Suecia. En ese universo, alrededor del 15.5 % de los nacimientos fueron por cesárea programada, es decir, procedimientos agendados antes del inicio natural del parto y sin emergencia médica de por medio.
Los investigadores encontraron que los niños nacidos por cesárea programada presentaban un 21 % más riesgo de desarrollar LLA en comparación con quienes nacieron por parto vaginal. Este riesgo ascendía al 29 % en casos de LLA de células B (LLA-B), una variante más específica del mismo cáncer.
Aunque las cifras pueden parecer alarmantes, los autores del estudio insisten en ponerlas en contexto: “El riesgo absoluto sigue siendo bajo”, afirmó Christina-Evmorfia Kampitsi, investigadora principal. En Suecia, se diagnostican entre 50 y 70 casos de LLA-B al año; el riesgo asociado a las cesáreas programadas equivaldría, en términos prácticos, a un caso adicional por año.
La distinción clave radica en la exposición temprana del bebé a factores inmunológicos. En los partos vaginales o cesáreas de emergencia (que suelen iniciarse como parto natural), el bebé atraviesa un proceso de estrés fisiológico que lo expone a bacterias vaginales y otros estímulos clave para su sistema inmunológico. En contraste, en una cesárea programada —frecuentemente realizada antes del inicio natural del trabajo de parto—, el bebé no recibe ese estímulo ni esa exposición inicial.
Este tipo de exposición ha sido vinculado por estudios previos con menores tasas de asma, alergias y diabetes tipo 1. El nuevo hallazgo sobre leucemia infantil se suma así a una línea creciente de evidencia que sugiere que el modo de nacimiento puede tener un impacto inmunológico duradero.
Una invitación a reflexionar, no a alarmar
Los autores del estudio fueron claros, ya que no se trata de generar ansiedad en las madres que, por razones médicas, deben recurrir a una cesárea programada. Este procedimiento es, en muchos casos, esencial para proteger la vida de madre e hijo. El llamado está enfocado en evitar las cesáreas innecesarias, aquellas que no responden a una indicación médica clara y que, a lo largo de los años, se han normalizado especialmente en sistemas de salud privados.
La investigadora Kampitsi subrayó que el objetivo no es satanizar la cesárea, sino ampliar la conversación sobre sus implicaciones a largo plazo, en un contexto donde aún falta mucho por entender del sistema inmunológico en desarrollo.
La medicina moderna avanza cada día hacia una mayor precisión. Este tipo de investigaciones invita a considerar que las decisiones sobre el parto deben tomarse con información completa, no solo por comodidad o conveniencia. En temas tan complejos como el cáncer infantil, cada hallazgo aporta una pieza más a un rompecabezas que sigue lejos de resolverse por completo.
Si bien aún se necesitan más estudios para confirmar estos resultados y entender los mecanismos exactos detrás del vínculo entre cesáreas programadas y LLA, lo cierto es que poner atención a los primeros momentos de vida podría ser más determinante de lo que creíamos.