Prácticamente, todos los tipos de cáncer surgen de la misma forma: cuando las células en cualquier parte del cuerpo comienzan a crecer de manera descontrolada. Y con el cáncer ocular, conocido también como retinoblastoma, no es la excepción.
Este tipo de cáncer se detecta con mayor frecuencia en niños de corta edad. Como bien lo dice su nombre, el retinoblastoma tiene su origen en la retina, la cual es la capa celular interna de la parte posterior del ojo. Con frecuencia, comienza a raíz de una mutación dentro de las células, en un gen conocido como RB1, lo cual provoca su crecimiento descontrolado.
Hay dos tipos de retinoblastoma: heredable y no heredable. En el primero, todas las células del cuerpo del infante presentan el cambio en el gen RB1; en este caso, el menor es propenso a desarrollar tumores en ambos ojos. En el segundo, dicha alteración se presenta únicamente en las células cancerosas, y es más probable que los tumores se desarrollen solamente en un ojo.
Si bien son varios los signos o síntomas que permiten detectar el retinoblastoma, dos de estos son los que permiten la detección temprana del padecimiento:
- Reflejo blanco de la pupila: Es el más común de los signos. En un ojo sano, la pupila toma un color rojo al momento de observar una luz brillante. Sin embargo, en un ojo con retinoblastoma, la pupila se observa blanca o rosada. Un médico puede percibir este signo durante un examen ocular de rutina. También es posible detectarlo luego de tomar una fotografía con flash.
- Ojo perezoso: Esta afección se caracteriza por el hecho de que los ojos apuntan en dos direcciones distintas. En el caso de los niños, si bien puede tratarse simplemente de una debilidad leve en los músculos que controlan los ojos, también puede ser un signo de retinoblastoma.
Otros síntomas que pueden alertar sobre la presencia de retinoblastoma son problemas de visión, dolor de ojo, enrojecimiento en la parte blanca del ojo, sangrado en la parte frontal del ojo, ojo protruido (que sobresale), pupila sin respuesta a luces brillantes (no reduce su tamaño) y colores diferentes en cada iris.
Por ello, siempre es importante llevar a los hijos con cierta regularidad a consulta médica, ya que es en los chequeos de rutina donde se puede detectar a tiempo esta clase de padecimientos, especialmente cuando se tiene antecedentes familiares de cáncer ocular.