Desde hace décadas, la aspirina ha sido objeto de estudio por su posible acción anticancerosa, aunque con resultados variables. Ahora, un equipo de la Universidad de Cambridge ha demostrado, en modelos de ratón, que el mecanismo anticoagulante de la aspirina activa un elemento esencial de la respuesta inmunitaria, lo que permite eliminar las células tumorales invasivas antes de que puedan colonizar otros órganos. Los resultados han sido publicados en la revista Nature.
La aspirina, que ha sido utilizada durante más de 125 años por sus beneficios cardiovasculares, podría también jugar un papel clave en la lucha contra el cáncer. Originalmente desarrollada como un analgésico y antiinflamatorio, este medicamento también posee un efecto anticoagulante, ya que inhibe la acción de las cicloxigenasas (COX), responsables de la producción del tromboxano A2 (TXA2), un compuesto que induce la agregación plaquetaria.
Ahora, los científicos han descubierto que este mismo efecto puede contribuir a frenar la metástasis del cáncer. El inmunooncólogo Rahul Roychoudhuri, de la Universidad de Cambridge, identificó que el gen ARHGEF1, expresado en células sanguíneas, tiene un efecto inmunosupresor sobre los linfocitos T, lo que impide su acción contra las células tumorales.
La acción de la aspirina sobre las células tumorales
Cuando las células cancerosas se desprenden del tumor primario para invadir otros órganos, el sistema inmunitario tiene una ventana de oportunidad para eliminarlas. Sin embargo, las células T con el gen ARHGEF1 activado permanecen inactivas, lo que permite la propagación del cáncer.
Los investigadores descubrieron que el TXA2 es la señal molecular que activa este efecto supresor en las células T. Dado que la aspirina inhibe la producción de TXA2, el medicamento podría ayudar a evitar que las células tumorales se diseminen. En los experimentos realizados en ratones con cáncer de colon, melanoma y mama, se observó que la administración de aspirina redujo la metástasis en pulmón e hígado.
El estudio confirma hallazgos previos que ya habían sugerido una acción antimetastásica de la aspirina a través de la vía de COX y TXA2. Investigadores como Ruth Muschel y Serena Lucotti han demostrado que la inhibición de la metástasis por la aspirina ocurre incluso sin la intervención de células T, lo que indica que podría haber múltiples mecanismos en juego.
Riesgos y posibilidades terapéuticas
El uso prolongado de aspirina puede aumentar el riesgo de hemorragias, lo que ha generado un debate en la comunidad científica sobre la conveniencia de su empleo en la prevención del cáncer. Sin embargo, estudios epidemiológicos han mostrado beneficios en cánceres colorrectales, de mama, próstata y útero.
Según el epidemólogo Peter Elwood, de la Universidad de Cardiff, una revisión de 118 estudios en 2023 concluyó que el consumo regular de aspirina se asocia con una reducción del 20 % en la mortalidad por cáncer. Otros fármacos anticoagulantes como Vapiprost o Picotamida podrían ofrecer beneficios similares sin los riesgos asociados a la aspirina.
Si bien el hallazgo es prometedor, los investigadores advierten que es necesario realizar estudios en humanos antes de recomendar la aspirina como tratamiento contra la metástasis. El estudio abre nuevas líneas de investigación para comprender mejor el papel del sistema inmunitario en la lucha contra el cáncer y explorar terapias más seguras y efectivas.